sábado, 4 de junio de 2011

Educación de calidad

La educación es el fundamento del desarrollo y progreso de cualquier individuo o grupo social, y por supuesto de cualquier nación, esto debido a que en ella radica la trascendencia del ser humano. Directa o indirectamente la educación guía al individuo a la felicidad y al legado que dejará a la sociedad. Es a través de la educación, en el hogar, el vecindario, la escuela o la universidad, donde la persona llega a desempeñar una misión, su vocación y, en consecuencia, contribuye al desarrollo familiar, social y nacional; por lo tanto, los atributos, valores y conocimientos que se obtienen de la educación tanto formal como informal son lo más importante para crear el bienestar social.
La educación humaniza al hombre, le proporciona un propósito de vida, claro, esto también depende de él mismo, principalmente, más que de sus educadores formales o docentes, él determina lo que desea hacer de su vida y en lo que pretende responsabilizarse, esto, con el fin de ejercer su libertad. Ya nos lo dice Fernando Savater “La educación es sin duda el más humano y humanizador de todos los empeños (…) nacemos humanos, pero  eso no basta: tenemos también que llegar a serlo” (citado por J. Rivero, 2007: 72).
En México, son varias las políticas que se han establecido en pro de la educación, actualmente la línea que se sigue va encaminada a alcanzar la calidad. La necesidad de realizar cambios en la educación superior está haciéndose urgente. En nuestro país, el Sistema Educativo Nacional se ha caracterizado por fluctuaciones que se entrelazan con el complejo social, estas fluctuaciones son movimientos producidos por individuos que han logrado en la educación modelos dinámicos y no estáticos adecuándolos a la realidad en que se vive.
En los albores del siglo XXI existe un reto, el de implementar calidad en la educación; a lo largo del país el panorama es heterogéneo, existen instituciones que a pesar de muchas dificultades, entre ellas el centralismo administrativo de la educación a nivel nacional y de la escasez de recursos que se destinan a la mejora continua de la calidad, sostienen su lucha y buscan las mejores maneras para lograrla.
Además, ante el paradigma globalizador y las tecnologías de la Información y la Comunicación no es posible que la educación se siga rezagando, es necesario que desde la educación básica hasta la superior se implementen políticas y prácticas educativas que conduzcan realmente a los alumnos a la calidad y a la competitividad, para que sean capaces de lograr lo que se busca en este ambiente globalizador.

En la era de la información, el territorio ya no importa tanto a los Estados-nación como en el pasado. El conocimiento y la capacidad competitiva cuentan más que los recursos naturales, y la soberanía se ha vuelto confusa o múltiple […] el mundo está infinitamente más interconectado de lo que nunca lo fuera con anterioridad (A. Giddens, 1998: 165).

                                                                       Xhuncademorgan, primavera de 2011

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